La configuración de nuestro esquema festero tiene su origen en la generalización de la celebración de Moros y Cristianos al norte de la provincia de Alicante a finales del S.XVIII o principios del S.XIX, siendo herederas de la antigua “soldadesca”. Aspectos militares de la misma se han sabido guardar con especial pureza y rigor en todos nuestros actos.
Otro pilar de las fiestas de Beneixama, es la devoción a nuestra patrona, la “Divina Aurora”. En 1821, José Parra, Salvador Vera y Vicente Luna vuelven con sus carros de comerciar. Atravesando la llanura manchega, una fuerte tormenta les sorprende en medio de la noche. Temiendo por su vida, imploraron su protección a la virgen de “la aurora”. En ese momento cesó la tormenta y vieron una extraña luz, una “aurora boreal”. Una vez en Beneixama comenzaron una veneración que hoy da título al patronazgo de nuestra población.
Con estos dos elementos, soldadesca y veneración a la “Aurora” nacerían nuestras fiestas de Moros y Cristianos en las primeras décadas del S. XIX. Las fiestas de Biar serán un referente, ya que desde 1803 ya se celebran “embajadas” en la población vecina. Beneixama asumiría la estructura festera de la población a la que perteneció eclesiásticamente hasta 1777 y civilmente hasta 1795. Desde ese momento las fiestas de San Juan que se venían celebrando desde al menos el S. XVI pasarían a un segundo plano.