LOS PRIMEROS BIGASTRENSES. 3000 AÑOS ATRÁS
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En la segunda mitad del siglo XIX, el Padre Furgús (jesuita, arqueólogo y coleccionista de objetos que conseguía en sus expediciones) ya citaba en sus investigaciones los restos de un poblado correspondiente a la época del Bronce Final (1300 – 700 a. C.), en la Loma de Bigastro.
El yacimiento arqueológico se excavó años después, y en él se hallaron abundantes restos arqueológicos (cuencos, vasijas, orzas, pesas de telar, etc.), algunas de las cuales se conservan actualmente en el Museo Arqueológico Comarcal de Orihuela.
En 1985 se publicó un estudio sobre la época del Bronce Final. Su autora, Rafaela Soriano Sánchez, afirmaba: “De todos los yacimientos recogidos en este trabajo, la Loma de Bigastro se presenta como el más interesante dado el número de restos que poseemos. Las formas cerámicas son las que aportan datos más interesantes”.
Por supuesto, estos pobladores no sabían que ocupaban las tierras de lo que después sería parte de Bigastro, por lo que llamarlos bigastrenses es un poco atrevido, aunque fueron los primeros que poblaron estas tierras.
A ellos les debemos sus preciadas posesiones, dignas de museo. Les debemos además que el nombre de Bigastro aparezca ligado a su loma en diferentes estudios y exposiciones arqueológicas a lo largo de los años, siendo un yacimiento muy notable y referente en los estudios del Bronce Final en nuestra comarca.
Les debemos una mirada llena de imaginación cada vez que divisamos la loma, un sentimiento de orgullo y un origen que antecede al propio origen de Bigastro. Una fecha que marca un lugar en el camino y una historia que forma parte del recuerdo.
Fuente: Recuerdos de Bigastro