ARTE RUPESTRE PREHISTÓRICO EN LA COVA DEL COCOVÍ
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- Visto: 1972
La colección Fondo Arqueológico Marina 1995 iba acompañada de un fondo documental donde se situó la ubicación de las cavidades de procedencia de los materiales. Entre estos enclaves se indicaba la existencia de una cueva con pinturas rupes-tres que no se encontraba registrada en ninguno de los catálogos o estudios realizados para la provincia sobre esta temática. Tampoco en el Inventario de Arte Rupestre disponible en la Generalitat Valenciana, actualizado en Alicante entre 2009 y 2010 (Hernández, Barciela y García, 2012; Hernández et al., 2012).
Aprovechando los permisos de los que disponíamos en 2014 para la prospección y estudio de Arte Rupestre en la Marina Alta nos dispusimos, por encargo de Jorge A. Soler, a buscar y estudiar esta cavidad, así como las manifestaciones rupestres que ésta contuviera. De ese modo, entre el mes de marzo de 2014 y el mes de junio de 2015 se realizaron las tareas de topo-grafía y fotografía para realizar los calcos indirectos, tal y como establece la normativa vigente.
1. SITUACIÓN Y ENTORNO
La Cova del Cocoví se ubica en el término municipal de Ràfol d’Almunia, en las coordenadas UTM (ETRS89) 755351/4301472, a 225 metros s.n.m. Su acceso se realiza a través de hermosos y coquetos campos de naranjos que, desde el Ràfol, discurren hasta los pies de una pequeña elevación denominada l’Aspre del Calvo, en la Serra del Migdia, donde se esconde la cavidad. En efecto, aunque la cueva es conocida por los habitantes de la zona y los excursionistas, su localización no es sencilla, ya que permanece oculta por el recodo que hace la roca y por la vegetación existente en las inmediaciones de la boca de acceso.
Desde un punto de vista geográfico, la Cova de Cocoví se sitúa en el extremo occidental del valle del rio Girona. Este valle de morfología triangular está delimitado por varias sierras abruptas de dirección bética que lo cierran por el norte -Serra de Segària- y por el sur -Serra de Seguili- quedando abierto al Mediterráneo. Hacia occidente las sierras de Migdia y del Penyó configuran ya un paisaje serrano con altitudes superiores a 500 m y constituyen una de las vías de entrada hacia los valles interiores de la montaña alicantina.
A pesar de que la cueva no es muy perceptible desde el valle, la visibilidad desde ésta es, sin embargo, muy amplia. Por un lado, hacia el valle del Girona y sus tierras fértiles en torno al cauce, con el Montgó imponente al fondo, junto al mar; por otro, hacia la vía natural que se abre entre las sierras del Migdia y Segària. Este paso está configurado por lomas con altitudes poco elevadas, que delimitan, como hitos a ambos lados, un paisaje suave respecto a los contrafuertes de las citadas sierras. Un corredor natural que, junto a otros cercanos como el Barranc dels Mortits, debió ser ampliamente utilizado en la Prehistoria para dar acceso al paraje de marjal situado en Pego. Su tránsito ha continuado hasta la actualidad, evidenciado por nuevos y viejos caminos, por carreteras y por manifestaciones simbólicas muy ligadas a la protección de estas zonas de paso. En este sentido, durante los trabajos en esta cueva y la prospección de otras en el entorno, pudimos constatar la existencia de cruces grabadas en las paredes verticales del Tossal de Banyó y en una pequeña cavidad abierta en la parte baja del Cocó del Llop, a ambos lados del arranque de Els Mortits, segura-mente realizadas para proteger a los viandantes en su ruta hacia el valle cercano.
Figura 18. 1. Farallón rocoso donde se ubica la Cova del Cocoví.
Figura 18.2. Recodo donde se ubica la cueva, cubierto de vegetación.
Figura 18.3. Vista desde la Cova del Cocoví, donde se observa al sur el valle del Girona y al este la Serra Segària, con el Montgó al fondo.
Figura 18. 4. Cruces latinas grabadas en el Tossal de Banyó (Barranc dels Mortits).
2. MORFOLOGÍA Y GÉNESIS DE LA CAVIDAD
La cavidad se desarrolla paralela al farallón rocoso existen-te en la ladera de l’Aspre del Calvo, de orientación NW-SE, actuando de sumidero de las lluvias pluviales. El área más externa de la misma presenta un manto estalagmítico que sale al exterior, testigo del antiguo suelo y de la existencia de un fuerte proceso erosivo que ha desmantelado una parte importante de la cueva durante tiempos pleistocenos. Un proceso geológico que ha derivado, en la parte exterior de la cavidad, en una morfología de abrigo rocoso de escasa visera, gran irregularidad y superficies estalagmíticas, donde se localizan las pinturas rupestres.
La cueva presenta un recorrido irregular de 55 m y un des-nivel descendente o negativo de 5 m, y su desarrollo se ha realizado a favor de un ligero buzamiento de las calizas estra-tificadas. Las morfologías redondeadas de techos y paredes indican una erosión por el agua desde la entrada, sin aparente intervención de fracturas y de fenómenos tectónicos. La cavi-dad ha actuado como receptáculo de elementos del exterior, en especial de sedimentación alóctona, por lo que se desco-noce la potencia de la misma en partes inferiores.
Figura 18.5. Vista de la parte exterior de la cueva, donde se ubican los paneles con pinturas.
La entrada de la cavidad presenta tres bocas al exterior a diferentes alturas y tamaños. Las mismas se ubican en el ex-tremo oriental de un pequeño farallón rocoso que forma parte de un pequeño lapiaz. La entrada más cómoda, en forma de gatera, está situada en el extremo SW, y presenta unas di-mensiones de 0,8 m de ancho y 0,6 m de alto. La misma da paso a una corta galería descendente de 4 m y abundan-te material detrítico -tierras y piedras- en cuyo fondo se han practicado dos catas clandestinas. Regresando a la boca de entrada, y a su derecha, un resalte de 1,5 m de altura da paso a un acceso que comunica con el área principal de la cavidad. Esta zona está configurada por una galería doble de dirección
Figura 18.6. Topografía de la Cova del Cocoví
NW, descendente y de 15 m de recorrido, en cuyo fondo tam-bién se han realizado diversas remociones y acumulación de bloques. Las anchuras son muy irregulares entre 1 y 2,5 m con altura media de 2 m. Una de las galerías finaliza en otra de las bocas de acceso que, desde el exterior, se aprecia a modo de ventana, situada a mayor altura que la que se emplea para acceder en la actualidad. Junto a esta, en la zona interior, se ha documentado un pequeño grabado realizado con la técnica de la incisión fina, en concreto una representación antropo-morfa cuyas extremidades inferiores están afectadas por una colada, así como una barra rojiza que, por sus características, parece corresponder a épocas más recientes.
Figura 18. 7. Grabado antropomorfo documentado en el interior de la cueva.
3. LAS PINTURAS RUPESTRES
En la Cova del Cocoví se registran dos paneles con arte rupestre, si bien algunas manchas junto a la boca de acceso podrían señalar la existencia de un tercero muy mal conser-vado. Se trata de representaciones de arte rupestre prehistó-rico adscritas a los tipos levantino y esquemático.
Panel I.
El primer panel se documenta al sureste de la boca de ac-ceso, en una zona sobresaliente de superficie más o menos plana y entre uno y dos metros de altura del suelo. El lienzo rocoso se encuentra afectado por hongos y coladas estalag-míticas, en torno a algunas de las cuales parecen haberse pintado algunos de los motivos. La superficie también se encuentra alterada por desconchados y por velos calcáreos que afectan a las pinturas.
I.1. Conjunto de cuatro barras verticales paralelas, una de ellas siguiendo el recorrido de un espeleotema. Se en-cuentran afectadas por numerosos desconchados, hongos y velos calcáreos, pese a lo cual se puede observar un trazo definido y el empleo de una pintura diluida. Color M10R 4/8.
I.2. Restos de pintura correspondientes a un motivo per-dido, dada la afección de esta zona por múltiples descon-chados y coladas. También se observa en algunos puntos un trazo definido y el empleo de una pintura diluida. Color M10R4/8.
Figura 18.8. Calco del Panel I.
I.3. Antropomorfo levantino en actitud de marcha a la iz-quierda. La figura conserva parte de las extremidades infe-riores, con las piernas y las nalgas abultadas, si bien la zona de los pies está afectada por coladas y desconchados. Tam-bién conserva el tronco, bien perfilado, y los brazos, uno es-tirado hacia arriba y otro con el codo flexionado hacia atrás con el que sostiene un arco, pintado delante del torso de la figura en sentido horizontal. Un pequeño abultamiento en la parte superior del tronco y espalda podría indicar que por-ta algún objeto, si bien los restos conservados no permiten concretar de que tipo. Los restos de pintura que correspon-den a la cabeza están afectados por un gran desconchado, pese a lo cual parecen apuntar a una morfología piriforme. El trazo está muy bien definido y se ha empleado una pintura diluida. Color M10R3/6.
Figura 18.9. Superficie donde se ubica el Panel I.
Panel II.
El segundo panel se documenta al sur de la boca de acce-so, en una pequeña hornacina del abrigo situado en la parte exterior. La pintura se ubica en el techo a unos 2,5 m del suelo. El lienzo rocoso se encuentra afectado por hongos y desconchados.
II.1. Restos de pintura con una disposición semicircular.
Color M10R3/6, M10R4/8.
Figura 18.11. Fotografía y calco digital del Panel II.
4. ESTUDIO DEL ESTILO Y LA COMPOSICIÓN
Las pinturas documentadas pueden adscribirse a los artes Levantino y Esquemático. La figura humana documentada es de indudable adscripción levantina, tanto por su temá-tica como por su ejecución técnica, en la que se observa el empleo de un pigmento diluido que permite la definición de los bordes. Esto se observa especialmente en el torso y en la pierna derecha, donde incluso, parecen advertirse líneas de perfilado de la figura. Del mismo modo, se aprecia en la ejecución del arco y de su fina cuerda.
Figura 18. 12. Detalle del arquero del Panel I. Fotografía de la pintura, imagen tratada con la extensión DStrech de Image J y calco digital.
La figura humana se ubica en la parte central del panel, en el área más destacada y donde la superficie es más lisa, sin for-maciones estalagmíticas. Su actitud es de marcha, con un arco de dimensiones medias hacia el frente, en actitud de parada o exhibición y no de disparo, muy similar a la de otras figuras levantinas de enclaves relativamente próximos como los del Barranc de les Coves de les Alcusses, Moixent, Valencia (Galia-na, Torregrosa y Ribera, 1998), si bien en estos casos los arcos, acompañados de flechas, se disponen en vertical. Quizás por ello tampoco se conserven restos que pudieran apuntar a la existencia de motivos animales formando parte de la escena. Este tipo de figura humana corresponde a los antropomorfos de nalgas pronunciadas definidos por Galiana, Torregrosa y Ribera (1998), y pueden ponerse en relación con el Tipo 2 de Martínez i Rubio para la cuenca del Júcar, con figuras general-mente aisladas o formando grupos de escasos individuos que ocupan las partes centrales de los paneles y que se presentan en actitudes estáticas o de marcha pausada asociadas a la ex-hibición (Martínez Rubio, 2010: 388; Martínez y López, 2009). Estos antropomorfos suelen presentar precisos detalles corporales que en la figura que nos ocupa también se observan, en unas piernas donde se indica el volumen corporal y las nalgas bien marcadas. También en un torso bien definido, con un objeto en la parte alta que no podemos precisar, y en los brazos flexionados y una cabeza marcadamente piriforme.
Figura 18. 13. Antropomorfos de nalgas pronunciadas documentados en Cova del Mansano (1), Santa Maira (2), Barranc de les Torrudanes (3) (según Hernández, Ferrer y Català, 1988) y Barranc de les Coves de les Alcusses (4) (según Galiana, Torregrosa y Ribera, 1998).
Por tanto, la actitud del antropomorfo y la ausencia de otras figuras podrían señalar que este arquero no estaría participando en una escena bélica o cinegética, sino de mar-cha en un desfile en el cual se exhiben las armas, un tipo de composición común en el arte levantino bien analizada en este territorio por los investigadores anteriormente citados.
Por otro lado, en cuanto a las barras esquemáticas do-cumentadas en el Panel I se disponen, en muchos casos, siguiendo la trayectoria de formaciones estalagmitas o en las oquedades que quedan entre relieves de este tipo. Este hecho, al igual que su disposición vertical y paralela, está ampliamente documentado en otros conjuntos esquemá-ticos de la montaña alicantina como, por ejemplo, el Pla de la Codolla (Confrides) (Barciela y Molina, 2013). Pese a que la temática es propiamente esquemática, la ejecución técnica contrasta con lo observado en este territorio. Las barras fue-ron realizadas con un pigmento diluido y, en algunos puntos, parecen estar bastante perfiladas, semejándose su técnica a la del arquero levantino. El color entre ambos tipos de repre-sentaciones, eso sí, no es el mismo, mientras que en todos los motivos esquemáticos se mantiene sin variaciones.
En base a estos datos podríamos plantear que se trata de una representación posiblemente ejecutada en dos mo-mentos diferentes aunque con una clara intención de com-pletar un panel de forma ordenada y coherente, mantenien-do la figura humana en un lugar central destacado.
4. LAS PINTURAS DE LA COVA DEL COCOVÍ Y SU CONTEXTO ARQUEOLÓGICO
La mayor parte de yacimientos con arte rupestre conoci-dos en este territorio se descubrieron y publicaron a finales del siglo pasado por M. Hernández Pérez y los miembros del Centre d’Estudis Contestans P. Ferrer y E. Català (Her-nández, Ferrer y Catalá, 1988, 1998, 2000). Estos enclaves fueron posteriormente revisados durante el desarrollo, entre 2009 y 2010, del Inventario de Arte Rupestre de la Provincia de Alicante, realizado desde la Universidad de Alicante por encargo de la Generalitat Valenciana (Hernández, Barciela y García, 2012; Hernández et al., 2012). En esos mismos años se inició, también en dicha Universidad y bajo la dirección de M.S. Hernández, el proyecto “VIII-VI milenios cal. BC. Arte rupestre, poblamiento y cambio cultural entre las cuencas de los ríos Júcar y Segura” (HAR 2009-13723), financiado por la DGICYT del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Una de las prioridades era la continuación de las prospecciones siste-máticas que se habían iniciado en los años 80, por lo que al amparo de este proyecto se prolongaron las prospecciones que, desde el año 2005, llevábamos desarrollando en zonas como Serra d’Aitana, la Serrella y los relieves montañosos de las cuencas de los ríos Serpis, Seta y Penàguila (Molina y Barciela, 2012; Barciela y Molina, 2013); la Vall d’Albaida y el área meridional de la Safor (Barciela y Molina, 2011, e.p.); y se iniciaron otras en el Río Grande, la Sierra de Enguera y la Sierra del Caballón (Martínez y Martorell, 2012; Martorell, 2009, 2011, 2013; Martorell y Barciela, 2013, 2014; Martorell y Martínez, 2013, 2014). El área litoral y prelitoral de las comar-cas de la Marina Alta, área donde se ubica el abrigo que nos ocupa, también fue objeto de prospecciones, en concreto los relieves montañosos de Serra de Segària (Barciela, Mar-torell y Molina, 2013, 2014), Serra de Seguili, Serra del Castell de la Solana, Serra de Seldetes y Serra de la Venta, así como otros barrancos y relieves menores del entorno. El principal resultado fue el incremento de los enclaves conocidos, pa-sando de 12 a 36 yacimientos con arte rupestre prehistóri-co pintado, grabados de tipo fusiforme y grabados finos de época histórica, a los que ahora debe añadirse este nuevo conjunto.
El territorio circundante al enclave de Cocoví debió ser, sin lugar a dudas, de extraordinario interés para las poblaciones prehistóricas, tal y como demuestra el importante registro arqueológico, con yacimientos que abarcan toda la secuen-cia prehistórica desde el Paleolítico Medio y numerosos enclaves con arte rupestre. Los conjuntos levantinos más próximos al Cocoví son los del Barranc de la Palla, Tormos (Hernández, Ferrer y Catalá, 1988, 1998) y el de Cova Roja III, Ondara (Barciela, Martorell y Molina, 2014). El primero pre-senta una de las escenas levantinas de caza más extraordi-narias que se conocen en la provincia, con representaciones de arqueros, animales heridos y animales siendo atacados por perros o lobos. El segundo muestra una representación principal con dos figuras antropomorfas, entre las que des-taca un arquero de gran tamaño, con cierta similitud al de Cocoví en la actitud y en la representación volumétrica de las piernas y nalgas (Barciela, Martorell y Molina, 2014). No obstante, las figuras más semejantes a las del abrigo es-tudiado se documentan en otros yacimientos de la Marina Alta como el abrigo de Santa Maira (Castell de Castells), la Cova del Mansano (Xaló) o el Barranc de les Torrudanes (Vall d’Ebo). En ellos se observan algunos arqueros con conven-cionalismos similares, como la cabeza piriforme, los arcos en actitud estática y el gran volumen de piernas y nalgas que les caracteriza y da nombre.
En cuanto a los enclaves esquemáticos más próximos son los de Cova Roja II y III (Ondara) y los situados en el Barranc de l’Infern (Vall de Laguar), en uno de los cuales, el Racó de la Cova dels Llidoners (Hernández, Ferrer y Catalá, 2000), se registra un conjunto de barras paralelas verticales, algunas de ellas formando una composición similar a las de Cocoví, en el entorno de pequeñas formaciones estalagmíticas.
En el contexto neolítico al que se adscriben estas pinturas, los yacimientos en cueva y al aire libre son muy abundantes, vinculados a un intenso y rápido proceso de neolitización de estas tierras a partir de mediados del VI mileno cal BC y a su consolidación hasta el III milenio cal BC. Algunos de los más importantes son Sa Cova de Dalt (Tàrbena), Cova de les Maravelles (Xaló), Coves de Santa Maira (Castell de Castells), Cova de les Cendres (Moraira), Cova del Montgó (Xàbia), Cova de Randero (Pedreguer), Cova Bolumini (Be-niarbeig) y el asentamiento al aire libre de La Vital (Gandía). Los datos obtenidos de las investigaciones recientes en el área litoral y prelitoral de las comarcas de la Marina Alta y Marina Baixa permiten señalar a esta zona como uno de los principales focos de hábitat neolítico del Mediterráneo peninsular. Una afirmación que también se ve sustentada desde el plano simbólico -con casi un centenar de yacimientos de arte rupestre de tipo Macroesquemático, Levantino y Esquemático- y al que ahora se suma la Cova del Cocoví, para recordarnos el rico patrimonio que aún se esconde en nuestras montañas.
Figura 18. 14. Vista desde la boca superior de la Cova del Cocoví.
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Autores: Virginia Barciela González y Francisco Javier Molina Hernández
Fuente: IECMA