EL PUEBLO TROGLODITA DE SAN MIGUEL DE SALINAS
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En el municipio de la provincia de Alicante se mantienen todavía las casas-cueva excavadas en una colina de piedra arenisca
Nos adentramos en un barrio cavernícola. Pero del siglo XXI. En San Miguel de Salinas (Alicante) hay un grupo de casas-cueva perfectamente conservadas. Morada de pinturas y esculturas pasajeras, y de restauradores y los platos típicos de la localidad alicantina. Y también de intrépidos turistas que deciden dormir como trogloditas. Decenas de estas pequeñas cuevas conforman el poblado I y II situado entre las calles principales Torrevieja y Almoradí y dos callejuelas, formando un triángulo junto al núcleo urbano de San Miguel de Salinas. Se trata de construcciones muy particulares: casas centenarias excavadas a pico y pala en una colina de piedra arenisca. La mayoría de ellas son viviendas particulares, otras son negocios o pequeñas galerías de arte de artistas locales. Las más famosas -y las únicas que se pueden visitar- son 'Las Cuevas' y la 'Cueva de la tía ramblera', propiedad del cocinero noruego Robert Johasen. A través de ellas uno puede sumergirse directamente en el época de piedra y hacerse una idea de cómo vivían nuestros antepasados de mediados del siglo XV: rodeados de paredes de roca maciza, techos de 1'80 cm, luz tenue y una temperatura de 22 ºC durante todo el año.
Estas pequeñas guaridas también son una muestra de la mezcla de nacionalidades que componen la población de San Miguel de Salinas, con un 63% de extranjeros (y casi el 40% procedentes de Reino Unido). Y es que, en la cocina de Johasen podemos encontrar platos tradicionales del municipio, elaborados con productos procedentes de la comarca, como el codillo de cordero, hecho a fuego lento con vinos de Alicante o sopas de la huerta, como el caldo de coliflor con trufas. Recetas que confluyen con platos típicos noruegos, con el salmón como ingrediente principal y la joya gastronómica de los mares nórdicos: el bacalao Skrei. Además, entre los platos típicos del pueblo encontramos el particular gazpacho con perdiz y liebre, los micherones del sureste español o el arroz con conejo y serranas. Allí, los postres más conocidos son los almojábanas murcianas de la Vega Baja-un preparado dulce muy típico de algunos países de América Latina-, y curiosamente, entre la repostería más famosa del municipio, están también la pastafrola, tarta artesanal típica de la gastronomía argentina, paraguaya y uruguaya.
El balcón de la costa Blanca
El balcón de la costa Blanca, como se conoce a este municipio que pertenece a la comarca de la Vega Baja del Segura, es un territorio de extremos: desde lo alto de la colina, a 75 metros sobre el nivel del mar, hasta la más tranquila llanura que se divisa al fondo, el hermoso panorama del Parque Natural de las salinas de la Mata-Torrevieja. La naturaleza es otro de los atractivos turísticos de este pueblo situado entre naranjos. A pocos kilómetros del municipio se encuentra el embalse de 'La Pedrera', un espacio natural al que se puede acudir a través de una ruta de senderismo de dificultad moderada, que cuenta con varios caminos alternativos. Una de las rutas más populares es la que empieza desde el núcleo de la población y rodea la laguna artificial para volver al municipio.
Fuente: Las Provincias