EL RELIEVE ERÓTICO DE LA SERRA DEL MOLINET - SERRA GROSSA (LA GOTETA)
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Recuerdo cuando estudiaba en el Instituto Jaime II cerca del Barrio del Pla del Bon Repós, eran finales de los 80 y esa zona era el final del mundo, tierra inhóspita llena de bancales agrícolas abandonados, antiguas casas de labranza semiderruidas, acequias que de niños hacían el papel de trincheras en nuestras particulares guerras y balsas de riego secas, llenas de escombros donde agazapados nos fumabamos nuestros primeros porros ya de adolescentes.
Hoy el Instituto esta rodeado de Grandes Vías, Bulevares, Edificios, incluso nos plantaron un Centro Comercial. Nuestro querido "campo de las cabras" (así llamaban a los alrededores del Instituto) se transformó en parte de la ciudad y el asfalto se tragó los resecos olivos , las higueras que endulzaban el aire, e incluso los escorpiones que arrojábamos sobre la mesa del profesor para interrumpir la clase y recobrar la libertad.
En el recreo nos acercábamos a la zona habitada más cercana, el Barrio Obrero. Allí teníamos una bodeguita y un parque. Litronas, Hachís y una guitarrita que entonaba acordes de los Leño o de los Barones (Barón Rojo). Luego claro está, se nos olvidada volver a clase, entre trago y trago y calada y calada. Nos sentíamos bien, soñabamos colectivamente y queriamos cambiar el mundo.
Éramos una peña peculiar, los marginados, los de las tribus urbanas que con nuestro aspecto queríamos dejar claro que el Estado de las cosas no nos gustaba. Un skin, dos Punk, tres Rockers, cuatro Heavys, unión de tribus fraternal.
Recuerdo en una de esas veladas en nuestro querido paraiso del Barrio Obrero una chica nos conto que su abuelo de pequeño junto sus compañeros de clase, despues del cole, subian a lo alto de la Serra del Molinet, junto a la Serra Grossa. Era época de guerra, de guerra civil y desde estas montañosas atalayas próximas al mar cañones antiaéreos intentaban proteger la ciudad de Alicante.
Una vez allí en la montaña la chiquillería se unía a los soldados republicanos que atrincherados en la cima oteaban el horizonte en busca de aviones enemigos que desde Mallorca acostumbraban a bombardear nuestra ciudad (de hecho uno de esos criminales bombardeos mataría a casi 400 personas en el Mercado Central)
Esos soldados sólo eran un poco más mayores que los niños que acudían a su encuentro, eran unos crios metidos sin quererlo en una sangría fraticida. La soledad, la fría brisa marina, la melancolía de estar lejos de sus seres queridos se disipaban cuando veian a los niños llegar. La espontanea alegría infantil les hacia olvidar por un rato la dureza de la guerra. Los soldados jugaban con los niños y estos correteaban por las trincheras y simulaban abatir aviones enemigos.
El abuelo de nuestra amiga una tarde descubrió a uno de estos soldados esculpiendo en una roca a una pareja amandose, seguramente el joven soldado queria reflejar el deseo de estar en ese momento junto a su novia disfrutando del amor y no perdido en una tierra extraña, en lo alto de una montaña esperando enemigos.
Al niño le impresionó tanto la imagen del soldado cincelando la roca para ver reflejado su deseo con tanta pasión, que nunca se olvidaría de ese momento. Una vez acabada la guerra ya adolescente llevo a su futura mujer y futura abuela de nuestra amiga, a ver la escultura para ver si despertaba en ellos esa sexualidad tan reprimida durante el franquismo. Nuestra amiga quería creer que allí mismo junto la escultura y bajo la protección de la luna sus abuelos hicieron el amor por primera vez y quizas engendraron a su madre.
De estas cosas hablabamos en nuestro querido refugio del Barrio Obrero mientras practicabamos la disidencía escolar. Lo cierto es que esto paso hace mas de 20 años y hace unos días, recordando esta historía, sin saber si era cierto o no que existia esa escultura, me lancé a buscarla cargado con mi camara de fotos y la encontré. Me encontré con la escultura y con mi pasado en el Instituto, lo cual me hizo reflexionar ondamente sobre el paso del tiempo y las casualidades. Tambien he de confesar que exclamé un grito de alegría al encontrarla, y pensé inmediatamente en el arqueólogo que descubrió la tumba de Tutankamon, me sentía como él, ante tamaño descubrimento.
La Serra del Molinet en la Goteta, es un Sierra con mucha historia que contar, en su parte alta se encuentran los restos de un antiguo molino de viento, que molia el trigo para el pan alicantino, por eso su nombre. Aunque hay gente que le llama Serra de Santa Anna porque existió hace siglos una Ermita dedicada a esa Santa, otros simplemente La Cantera, ya que de sus entrañas salia desde época remota la roca que hoy podemos ver en los edificios históricos de nuestra ciudad, Concatedral de San Nicolás, Iglesia de Santa María, Ayuntamiento,...cachitos de la montaña que viven entre nosotros.
La verdad es que para la mayoría de la gente, la Serra del Molinet aparece invisible confundida con la imponente Serra Grossa e ignoran que su interior esta lleno de gigantescas galerias pertenecientes a una antigua refinería de petroleo y que en su ladera próxima a la carretera de Valencia justo donde hoy esta el Centro Comercial, hubo un Campo de Concentración donde miles de republicanos dieron con sus huesos tras terminar la guerra civil y tal vez entre ellos alguno de los soldados que desde arriba de esta Sierra vigilaban incursiones aéreas enemigas, quizas el mismo romántico escultor.
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En el recreo nos acercábamos a la zona habitada más cercana, el Barrio Obrero. Allí teníamos una bodeguita y un parque. Litronas, Hachís y una guitarrita que entonaba acordes de los Leño o de los Barones (Barón Rojo). Luego claro está, se nos olvidada volver a clase, entre trago y trago y calada y calada. Nos sentíamos bien, soñabamos colectivamente y queriamos cambiar el mundo.
Éramos una peña peculiar, los marginados, los de las tribus urbanas que con nuestro aspecto queríamos dejar claro que el Estado de las cosas no nos gustaba. Un skin, dos Punk, tres Rockers, cuatro Heavys, unión de tribus fraternal.
Recuerdo en una de esas veladas en nuestro querido paraiso del Barrio Obrero una chica nos conto que su abuelo de pequeño junto sus compañeros de clase, despues del cole, subian a lo alto de la Serra del Molinet, junto a la Serra Grossa. Era época de guerra, de guerra civil y desde estas montañosas atalayas próximas al mar cañones antiaéreos intentaban proteger la ciudad de Alicante.
Una vez allí en la montaña la chiquillería se unía a los soldados republicanos que atrincherados en la cima oteaban el horizonte en busca de aviones enemigos que desde Mallorca acostumbraban a bombardear nuestra ciudad (de hecho uno de esos criminales bombardeos mataría a casi 400 personas en el Mercado Central)
Esos soldados sólo eran un poco más mayores que los niños que acudían a su encuentro, eran unos crios metidos sin quererlo en una sangría fraticida. La soledad, la fría brisa marina, la melancolía de estar lejos de sus seres queridos se disipaban cuando veian a los niños llegar. La espontanea alegría infantil les hacia olvidar por un rato la dureza de la guerra. Los soldados jugaban con los niños y estos correteaban por las trincheras y simulaban abatir aviones enemigos.
El abuelo de nuestra amiga una tarde descubrió a uno de estos soldados esculpiendo en una roca a una pareja amandose, seguramente el joven soldado queria reflejar el deseo de estar en ese momento junto a su novia disfrutando del amor y no perdido en una tierra extraña, en lo alto de una montaña esperando enemigos.
Al niño le impresionó tanto la imagen del soldado cincelando la roca para ver reflejado su deseo con tanta pasión, que nunca se olvidaría de ese momento. Una vez acabada la guerra ya adolescente llevo a su futura mujer y futura abuela de nuestra amiga, a ver la escultura para ver si despertaba en ellos esa sexualidad tan reprimida durante el franquismo. Nuestra amiga quería creer que allí mismo junto la escultura y bajo la protección de la luna sus abuelos hicieron el amor por primera vez y quizas engendraron a su madre.
De estas cosas hablabamos en nuestro querido refugio del Barrio Obrero mientras practicabamos la disidencía escolar. Lo cierto es que esto paso hace mas de 20 años y hace unos días, recordando esta historía, sin saber si era cierto o no que existia esa escultura, me lancé a buscarla cargado con mi camara de fotos y la encontré. Me encontré con la escultura y con mi pasado en el Instituto, lo cual me hizo reflexionar ondamente sobre el paso del tiempo y las casualidades. Tambien he de confesar que exclamé un grito de alegría al encontrarla, y pensé inmediatamente en el arqueólogo que descubrió la tumba de Tutankamon, me sentía como él, ante tamaño descubrimento.
La Serra del Molinet en la Goteta, es un Sierra con mucha historia que contar, en su parte alta se encuentran los restos de un antiguo molino de viento, que molia el trigo para el pan alicantino, por eso su nombre. Aunque hay gente que le llama Serra de Santa Anna porque existió hace siglos una Ermita dedicada a esa Santa, otros simplemente La Cantera, ya que de sus entrañas salia desde época remota la roca que hoy podemos ver en los edificios históricos de nuestra ciudad, Concatedral de San Nicolás, Iglesia de Santa María, Ayuntamiento,...cachitos de la montaña que viven entre nosotros.
La verdad es que para la mayoría de la gente, la Serra del Molinet aparece invisible confundida con la imponente Serra Grossa e ignoran que su interior esta lleno de gigantescas galerias pertenecientes a una antigua refinería de petroleo y que en su ladera próxima a la carretera de Valencia justo donde hoy esta el Centro Comercial, hubo un Campo de Concentración donde miles de republicanos dieron con sus huesos tras terminar la guerra civil y tal vez entre ellos alguno de los soldados que desde arriba de esta Sierra vigilaban incursiones aéreas enemigas, quizas el mismo romántico escultor.
PERE UBU
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Fuente: Alicante Vivo