¿POR QUÉ SE MIDE EN ALICANTE EL NIVEL DEL MAR EN ESPAÑA?
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La cota cero se da en el primer escalón del Ayuntamiento
Allí donde se asoma una cima con las mejores vistas hay un vértice geodésico que la corona. Quien haya subido al Teide, al Mulhacén o al Aneto seguramente se habrá llevado de recuerdo una foto junto a estos postes de hormigón que se levantan en el pico de nuestras cumbres. Hay unos once mil de estos pilares distribuidos por toda España, de los que 680 se erigen en los puntos más altos y despejados de las montañas. Suelen ser monolitos de forma cilíndrica de 120 centímetros de altura, montados sobre un pedestal de color blanco e identificados mediante una placa del Instituto Geográfico Nacional (IGN) o de los institutos autonómicos, que advierte de que su destrucción está penada por la ley por tratarse de un patrimonio de todos. Tal es su importancia.
¿Pero qué son y para qué sirven los vértices geodésicos? «Básicamente son señales informativas permanentes que podemos encontrar en plena montaña o en el campo, y que nos indican la altura mayor en una zona respecto a su ámbito circundante. Forman parte de una malla o triangulaciones, que es la base de toda la cartografía nacional, de los mapas topográficos y de los puntos geolocalizados mediante GPS. Pero tienen muchas más aplicaciones de las que podamos imaginar», resume Rafael de Miguel, presidente de la Asociación Europea de Geógrafos (Eurogeo), y profesor de Geografía en la Universidad de Zaragoza.
Los vértices se catalogan en categorías de 1º, 2º y 3º orden; la red de primer orden, la de mayor precisión y altura y de la que forman parte esos 680 hitos pegados al cielo, tiene sus vértices separados por unos 40 kilómetros de distancia. Fueron los primeros en ser instalados, allá por 1852 y dieron pie a la elaboración del mapa de la primera red geodésica nacional en 1877.
Desde entonces, la red se ha ido alimentando con miles de postes más -incluso los hay en las ciudades- hasta alcanzar esos once mil que tejen esa especie de tela de araña sobre España con las coordenadas exactas de su altitud (la altura sobre el nivel del mar), su latitud (la posición norte o sur con respecto del ecuador) y su longitud (la distancia al meridiano de Greenwich, el meridiano 0). «Son las tres dimensiones básicas de cualquier punto sobre el espacio y los tres componentes fundamentales de la cartografía», detalla De Miguel, que revela una curiosidad: la altitud de todos los vértices geodésicos del país está referenciada al nivel del mar de la ciudad de Alicante. ¿Y por qué Alicante y no La Coruña, Santander o Cádiz? »Porque Alicante ofrece una cota ideal ya que tiene la menor diferencia entre la pleamar (la marea alta) y la bajamar, apenas veinte centímetros. Por eso para marcar la altitud de los vértices sobre el nivel del mar se escogió esa ciudad«, ilustra el profesor.
Gracias a la valiosa información que aportan los vértices se elaboran los mapas topográficos a partir de los cuales podemos, por ejemplo, planificar una construcción teniendo en cuenta el relieve del terreno.
A De Miguel, de 52 años y que también es doctor en Urbanismo por la Sorbona, en París, le sigue gustando hacerse el clásico retrato junto a esos «pilones», como los llaman en Aragón, aunque antes, cuando no los tenía tan vistos por su profesión, «me hacía más fotos que ahora».
Ya no se instalan nuevos vértices, en todo caso se renuevan los que están deteriorados o se corrige su posición gracias a los datos que proporcionan los satélites y demás medios tecnológicos. «Hoy todo está muy digitalizado, pero las coordenadas que ofrecen estos postes no fallan nunca. Hay gente que llega a una cima con el GPS en la mano para ver si el dispositivo marca las mismas coordenadas que el vértice. Y ya te digo yo que si no coinciden es porque falla el aparato».
El geógrafo reseña la amplia funcionalidad de estas vetustas señales. «Delimitan propiedades, municipios y comunidades autónomas, se utilizan en políticas forestales e incluso se emplean en la navegación aérea». Además, como todas sus coordenadas se encuentran en la base de datos del IGN, éstas permiten comprobar si se han producido desplazamientos del terreno relacionados con terremotos, fallas o corrimientos de tierra, «y esa información, a afectos de protección civil, es muy importante». ¡Quién iba a decir que esos rudimentarios pilones hasta pueden salvar vidas! Una señal más para no destruirlos... y hasta abrazarlos para la foto.
Fuente: todoalicante.es