Un señor en edad de jubilarse regenta un comercio cercano al refugio. Le pregunto por el refugio y se le iluminan los ojos, aventuras a lo Tom Sawyer en la Alicante de posguerra. Ha vivido toda la vida en el barrio, en el entorno de la Plaza de Les Oliveretes frente al colegio de los Franciscanos y comienza a contar historias de niñez. Me dice que la chiquillería del barrio jugaba por entre los antiguos parapetos y baterías antiaéreas situadas en castillo, pero me insiste que lo que preferían para jugar eran los refugios abandonados de la guerra El refugio del Castillo de San Fernando fue el inicio con apenas 12 años de su futura afición a la espeleología por las cuevas alicantinas y peninsulares, incluso amigos del barrio con los que compartía aventuras en los oscuros túneles antiaéreos acabaron trabajando de bomberos de adultos. Me cuenta que con luminosos frontales de carburo a bordo de una barca hinchable, dos niños de su edad y él, se adentraron por las inundadas galerías del refugio, justo por la entrada situada en el muro de la Calle Padre Mariana. Menos mal que llevaban puestas sus escolares botas de agua porque naufragaron, probablemente la llama de algún frontal quemo el plástico de la precaria barquita y casi salen del refugio a nado. Los refugios del miedo donde los niños llevaban anudado al cuello una cuerda con un palito al que morder para que no les estallaran los tímpanos en el estruendo de las bombas, años después en plena posguerra se convertirían en un recurso de intrépidas aventuras, frías y húmedas galerías que explorar en sus juegos infantiles. PERE UBU

Localización: Mapa Refugios Antiaéreos de Alicante
Fuente: Academia.edu y PERE UBU