UN PUEBLO A PEQUEÑA ESCALA
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Pasear por el núcleo urbano de Verdegás, que se halla en un recodo del camino entre San Vicente del Raspeig y La Alcoraya, es un ejercicio que contribuye a encontrar el sosiego y a desestresarse del ajetreo de la ciudad. Es como una aldea, un pequeño pueblo, en el que se respira tranquilidad. El alcalde pedáneo , Vicente García, que ejerce el cargo desde hace ya dieciséis años, refiere que por ello «continuamente pasa gente interesándose por comprar casas o parcelas con el fin de instalarse aquí».
También destaca la buen convivencia entre los residentes. Pruden Acame, presidenta de la asociación de vecinos, destaca como ejemplo de la buena armonía y la colaboración entre ellos, la intervención colectiva de los vecinos en la realización del Parque de las Macetas, un pequeño espacio ajardinado que acoge juegos biosaludables, para el que su abuela cedió el terreno y en el que cada uno de los vecinos aportó bien los materiales o la mano de obra, y convertir en una zona verde lo que era un estercolero al que se arrojaba la basura.
Cuenta con algo más de 300 habitantes censados que se reparten entre el núcleo urbano central, al que le da nombre la pedanía, y otros núcleos de población diseminada como son Casa Terol, El Poll, Esmolaors o Xiprer, en los que destacan las casas unifamiliares, de amplios espacios estanciales y en algunos casos con corrales que albergan animales, y la Casa España que dio origen a la pedanía. El núcleo central de Verdegás tiene apenas media docena de calles, de entre las que destacan la calle Mayor, jalonada por palmeras y con nuevo mobiliario urbano que le dan un aspecto acogedor, y también la que lleva el nombre de una ilustre vecina de la pedanía, María Antonia Blasco Marhuenda, de 45 años de edad, doctora en Bioquímica y Biología Molecular, y merecedora de numerosos galardones por sus investigaciones científicas, por la que sus convecinos sienten una gran admiración.
A quien visita Verdegás le sorprende una atractiva escultura que se halla en la rotonda situada a la salida del casco urbano en dirección a Agost. Una aguadora que da la bienvenida al visitante y que ha sido realizada por el artista Alfonso Lozano, un escultor residente en la pedanía que es autor también de dos de las esculturas que destacan en los espacios públicos de la partida rural, una en la Plaza de España dedicada a la Policía Local, y otra de la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, que está ubicada junto a la Parroquia de la Santísima Trinidad.
También destaca el restaurante Central, fundado en 1968, que es referente de los amantes del buen tapeo y mejor yantar.
Fuente: Las Provincias