VALLONGAS
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En una vaguada de la pequeña cordillera —sobre la que se apoya al N. la tierra ilicitana— Vallongas es una partida del Camp d'Elx prácticamente deshabitada, pues en sus 4.769 tahúllas sólo viven permanentemente 13 personas, circunscritas al núcleo de tres casas de Finca Bernat. También el éxodo rural afectó a estos áridos parajes del «secá rabiós» dado que el censo de 1950 daba 51 habitantes en 12 viviendas. Ahora hay unas 60 casitas de campo —digamos que modestas y con marchamo obrero— que levantaron los que no tenían para más y buscaron suelo «menos caro» donde recrear la pausa fabril del fin de semana.
Vallongas dista 7'5 kilómetros de Elche y alcanza 220 metros de altitud sobre el mar. Con Ferriol —que cuenta 221— constituyen «el techo de Elche» ya que éstas son las cotas más altas del término municipal. El viejo «Camí de Castilla», convertido hoy en magnífica carretera de asfalto por el IRYDA, Ayuntamiento y afectados de «contribuciones especiales», es entronque vital de la partida y razón de futuro.
Sin gargantas ni accesos laberínticos, ésta es una cómoda salida a la carretera N-330 de Madrid, enlazando a la altura del cruce de Aspe o Venta Alenda, antes del pequeño puerto de Portichol. Fue polvoriento camino de herradura y supo del ir y venir de carruajes y jinetes. Hoy, un significado tráfico en aumento evidencia el interés de este atajo o vial, De Elche a Monforte hay 14 kilómetros y Vallongas queda a mitad de camino. La carretera en cuestión —que tuvo sus «roñerías» y discrepancias por aquello de cesiones para el ensanche y ciertos mínimos pagos— ha revalorizado la zona.
«Roals de lo Font del Grifo»
¿Pero qué es Vallongas? Diremos que una caldera de «terra verge» entre colinas y lomas donde destacan los promontorios Mortero y Cremats, y en la que diversos cauces de escorrentías convergen en el «Barranc de la Font del Grifo», también llamado «Regalisia», que en la célebre inundación de octubre de 1982 se desbocó en Jubalcoy-Altabix, en las cercanías de la Estación de Mercancías, causando importantes daños con sus arrastres. No existe arbolado en los montículos y sólo las plantas silvestres —muy disminuidas por la sequía— campan a su antojo. Por su amplia gama de aromáticas medicinales, estos altos son el pebetero ilicitano. Tomillos, cantuesos y otras especies tamizan los aires norteños que buscan salida al llano por vertientes y cañadas.
Hay buenas tierras de cultivo y pie a la consabida exclamación de «iEsto, con agua, el Edén!» En el secano vive el olivo, almendro, algarrobo e higuera, y en el regadío... ¡todo! Dicen que el terreno es único para tomates, habas, guisantes y todo tipo de hortalizas. En algunos «fondos» de especial microclima la uva de mesa va de maravilla. Pero no hay agua.
Sólo a través de la Sociedad Agraria de Transformación «San Pascual» (antiguo Grupo Sindical de Colonización) riegan algunas parcelas. Esta entidad de regantes nació en 1970, y reúne 750 socios. Echaron a andar con 36 millones de pesetas (9.000 tahúllas a 4.000 pesetas) y con la compra de tres pozos en Monforte del Cid. El agua era buena y estaba a 150 metros de profundidad y ello impulsó el regadío con redes entubadas de conducción. Esta loable empresa —malograda posteriormente por la pérdida de tales pozos— dispone de un embalse regulador de 11.000 m.3, todo para dar derecho «a hora y media de agua por tahúlla al año, o talla y media de 40 litros por segundo».
En las epopeyas de Alicante por el agua (ese libro que aún no se ha escrito) la S.A.T. «San Pascual» de Elche tendrá sus páginas de honor.
«Ni Ilum, ni aigiia, ni res...»
En rnedio de la vaguada y como símbolo de feracidad está el oasís de Finca Bernat donde un grupo de 8 ó 10 palmeras datileras (no censadas) evocan tiempos duros de subsistencia. La «phoenix» daba dátiles y daba pero podía dar alcohol y hasta licor de dátil. No fue usual este aprovechamiento en Elche, pero conviene señalar -a título de curiosidad- que de cien kilos de dátiles malo o «roña» se obtienen 10 litros de alcohol de 96'5 grados. En algunas regiones del Norte de Africa elaboran el «Lagmi», licor de palrnera parecida al «Garapo» canario. Es dulce y lechoso, y de él se saca la «miel rubia» que tiene propiedades curativas de llagas y heridas bucales.
Al «roal» de Finca Bernat hay que unir los de Tío Llometa y del Galán. Gaspar Guilló, pedáneo de Vallongas, nos manifestó que la partida carece de luz eléctrica, agua potable y teléfono, y se explica porque sólo la habitan 13 personas. «Es camins -decía-estàn mal perque no iá gent. Per altre costat el terreno es barat en raó a que no tenim Ilum, aigüa ni res. El que te dinés no ve a la Vallonga i per això les casetes que veu son de treballadors».
En los tejados hay placas solares que dan luz eléctrica, y al pie de éstos, aljibes para recoger aguas de lluvia o de camiones-cuba. Por otro lado, no ven muy bien por aquí la exigencia de disponer de 5.000 m.2, como mínimo, para edificar. Esto es campo rabioso y monte. Viene a cuento ese poema de Baltasar Brotóns («Lament de llaurador») que dice:
«Pa fer valdre el seu criteri, tendrá que soltarse el pel i remoure terra i sel, Ajuntament, Ministeri, per que no es ningún misteri qu'el que se calla prudent res conseguiz de la gent, per qu'en raó poca o molta domés s'aten i s'escolta al protestón i exijent».
Fuente: Partidas, personajes y cosas del ELCHE rural por Antonio G. Pomata