La presencia de este desfiladero (también llamado Barranc Salat) ha supuesto verdadero quebradero de cabeza para los antiguos habitantes de ambas comarcas. Accidente geográfico cuyo puente debe su nombre, El Mascarat, a la presencia de bandoleros enmascarados en la zona que atracaban a las diligencias aprovechando las dificultades de este paso, difícilmente transitable sobre un terreno muy pedregoso.
Pero a finales del siglo XIX se puso fin a este problema con la apertura de los túneles del Mascarat. La dificultad de su construcción estribaba en la altura que esta obra debería tener para atravesar el Barranco Salado, que desde las estribaciones de la sierra de Bernia desagua en el mar cerca de Toix. Pero tras un proceso largo y costoso (en todos los sentidos) pudo acometerse esta gran infraestructura, actualmente se encuentra en desuso tras la construcción de un nuevo puente doble de hormigón en el 1925, más alto (a 85 metros de altura) y más ancho (doble dirección). Dicha construcción de sillería, con 60 metros de alto, constituye aún a día de hoy una de las grandes obras de ingeniería de la provincia de Alicante y, a todas luces, supuso un gran avance para el progreso de los habitantes de la Marina, ayudando a vertebrar y cohesionar el territorio de la actual Comunitat Valenciana.
Por este puente pasamos muchos de nosotros cada día con nuestro vehículo, no sin admirar este desfiladero que tantos episodios de todo tipo ha vivido a lo largo de los siglos.
Fuente: Blog La guia del turista