SIERRA DE LA TEMEROSA
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La Sierra de La Temerosa se encuentra situada al Nord-Oeste del Pantano de Elche.
Al igual que la mitad Norte del vaso del embalse, esta sierra está situada dentro del término municipal de Aspe y forma junto con otras, como la Sierra del Moro o la Sierra Negra, una serie de pequeñas elevaciones que apenas sobrepasan los 300 metros, recorridas por algunos barrancos con pequeños nacimientos de agua salobre.
Pero el principal objetivo de esta ruta es conocer unos acueductos existentes en esta zona.
Son la parte más espectacular y visible de una antigua canalización de agua compuesta por acequias cubiertas o tuberías, sifones para salvar los pequeños desniveles y por supuesto numerosos acueductos de todos los tamaños para salvar los diversos barrancos de esta escabrosa zona.
Fotografías de algunos de los 15 acueductos de todos los tamaños que se tuvieron que construir para el trazado total de la conducción.
Como complemento a esta infraestructura básica, también se construyeron sobre la canalización cubierta una serie de garitas de registro para controlar el caudal, pilas descubiertas para la limpieza de los posibles materiales arrastrados por la corriente e incluso algunos aljibes para acumular agua como reserva o su uso, particularmente en la zona.
El motivo de este canal fue la necesidad endémica de agua dulce en Elche, ya que aunque pegado a un río, con un importante caudal de agua dulce aportado por el Río Tarafa, el agua trasportada por el Vinalopó a su paso por la ciudad nunca fue de gran calidad y a lo largo de los siglos fue deteriorándose hasta hacerse prácticamente inutilizable para el consumo humano e incluso animal.
La construcción del Pantano de Elche se convirtió con el tiempo en un problema para el agua de consumo humano. El principal de los motivos es la composición del terreno circundante, muy rica en yesos y salitre, por lo que al embalsarse y recoger agua salobre y amarga de algunos pequeños manantiales locales, toda su agua acumulada termina por corromperse y hacerse imbebible.
Como primera solución se construyó el Canal de Desviación de las Aguas del Pantano, que cogía el agua de la cabecera del pantano y a través de la Acequia Mayor se evitaba su paso por él. Pero con el tiempo esta agua también perdió la calidad mínima.
Por ello, ante el crecimiento de la población, son insuficientes los aportes de agua dulce de las fuentes más cercanas al municipio.
Finalmente la situación se hace insostenible a principios del siglo XVIII y se decide traer agua desde alguna de las numerosas fuentes de agua dulce ubicadas en el término municipal de Aspe.
Después de varios proyectos y acuciado por la desesperada situación, de principalmente el nucleó de población más humilde de Elche, que no tenía acceso a agua de calidad, el Obispo Tormo toma cartas en el asunto y finalmente en 1785 se pone en marcha el definitivo proyecto de llevar el agua dulce desde el manantial de Barrenas, situado en el mismo Ríu Tarafa (Aspe) hasta Elche.
La primera agua de esta apresurada canalización llegó al municipio de Elx el día 29 de Septiembre de 1789, a una fuente provisional con 20 caños de agua, situada en la Plaza del Convento de la Merced.
Durante el año siguiente se construyó una red de distribución por todo el municipio, con la consiguiente instalación de nuevas fuentes, lavaderos y abrevaderos para los animales.
Desde muy temprano, debido a las prisas en su construcción, hasta el año 1949 en que definitivamente queda en desuso, esta infraestructura ha sufrido muchos avatares, desde constantes arreglos por fenómenos naturales o estructurales, hasta cambios en las tomas de agua.
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Al igual que la mitad Norte del vaso del embalse, esta sierra está situada dentro del término municipal de Aspe y forma junto con otras, como la Sierra del Moro o la Sierra Negra, una serie de pequeñas elevaciones que apenas sobrepasan los 300 metros, recorridas por algunos barrancos con pequeños nacimientos de agua salobre.
Pero el principal objetivo de esta ruta es conocer unos acueductos existentes en esta zona.
Son la parte más espectacular y visible de una antigua canalización de agua compuesta por acequias cubiertas o tuberías, sifones para salvar los pequeños desniveles y por supuesto numerosos acueductos de todos los tamaños para salvar los diversos barrancos de esta escabrosa zona.
Fotografías de algunos de los 15 acueductos de todos los tamaños que se tuvieron que construir para el trazado total de la conducción.
Como complemento a esta infraestructura básica, también se construyeron sobre la canalización cubierta una serie de garitas de registro para controlar el caudal, pilas descubiertas para la limpieza de los posibles materiales arrastrados por la corriente e incluso algunos aljibes para acumular agua como reserva o su uso, particularmente en la zona.
El motivo de este canal fue la necesidad endémica de agua dulce en Elche, ya que aunque pegado a un río, con un importante caudal de agua dulce aportado por el Río Tarafa, el agua trasportada por el Vinalopó a su paso por la ciudad nunca fue de gran calidad y a lo largo de los siglos fue deteriorándose hasta hacerse prácticamente inutilizable para el consumo humano e incluso animal.
La construcción del Pantano de Elche se convirtió con el tiempo en un problema para el agua de consumo humano. El principal de los motivos es la composición del terreno circundante, muy rica en yesos y salitre, por lo que al embalsarse y recoger agua salobre y amarga de algunos pequeños manantiales locales, toda su agua acumulada termina por corromperse y hacerse imbebible.
Como primera solución se construyó el Canal de Desviación de las Aguas del Pantano, que cogía el agua de la cabecera del pantano y a través de la Acequia Mayor se evitaba su paso por él. Pero con el tiempo esta agua también perdió la calidad mínima.
Por ello, ante el crecimiento de la población, son insuficientes los aportes de agua dulce de las fuentes más cercanas al municipio.
Finalmente la situación se hace insostenible a principios del siglo XVIII y se decide traer agua desde alguna de las numerosas fuentes de agua dulce ubicadas en el término municipal de Aspe.
Después de varios proyectos y acuciado por la desesperada situación, de principalmente el nucleó de población más humilde de Elche, que no tenía acceso a agua de calidad, el Obispo Tormo toma cartas en el asunto y finalmente en 1785 se pone en marcha el definitivo proyecto de llevar el agua dulce desde el manantial de Barrenas, situado en el mismo Ríu Tarafa (Aspe) hasta Elche.
La primera agua de esta apresurada canalización llegó al municipio de Elx el día 29 de Septiembre de 1789, a una fuente provisional con 20 caños de agua, situada en la Plaza del Convento de la Merced.
Durante el año siguiente se construyó una red de distribución por todo el municipio, con la consiguiente instalación de nuevas fuentes, lavaderos y abrevaderos para los animales.
Desde muy temprano, debido a las prisas en su construcción, hasta el año 1949 en que definitivamente queda en desuso, esta infraestructura ha sufrido muchos avatares, desde constantes arreglos por fenómenos naturales o estructurales, hasta cambios en las tomas de agua.
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Para iniciar esta ruta hay que dirigirse a la confluencia entre el Río Vinalopó, la carretera entre Aspe-Alicante y el nuevo viaducto de la Línea del AVE, donde empieza un camino de tierra que se dirige hacia el Sur, paralelo al margen derecho del cauce del río.
Se puede dejar el coche en una pequeña zona plana y a continuación se inicia la ruta por el camino antes mencionado.
Desde un principio se aprecia que el Río Vinalopó crea un ancho carrizal en esta zona, pero como se verá más adelante, continúa presente hasta el Pantano de Elche y de hecho, lo cubre casi por completo.
A la derecha aparece el Barranc de la Coca, convertido en camino de tierra y por el que se puede acceder unos metros si se quiere ver uno de los varios acueductos de esta zona.
Sobre el carrizal aparecen los restos del Castell del Riu, junto al que se pasará durante el regreso.
Se prosigue por el camino de tierra y se pasa primero junto a los restos del Molí del Coquero, uno de los molinos que han utilizado el agua del Vinalopó para su funcionamiento. Más adelante se encuentra el Molí de Caraseta y otras instalaciones ruinosas, una de ellas abandonadas no hace muchos años y relacionadas con el mármol.
También existen los restos de una caseta pegada al cauce del río utilizada hasta el principio de los años 70 como estación de aforo. Se trata de un lugar en el que mediante una serie de instrumentos adecuados se mide y registra diariamente el caudal de agua que circula por el río.
Al llegar al estrecho entre la Sierra del Tabayá y la Sierra de La Temerosa, se distingue a la izquierda del cauce, pegado a la escarpada ladera de la sierra, lo que era el Molí de Pavía, donde aprovechando su pequeña presa se desvió parte del agua del río hacia un túnel que atraviesa la sierra y enlaza con la Acequia Mayor.
A este lado del cauce, junto al camino, aún permanecen en pié los pilares de la puerta que cerraba el acceso a un puente de hierro desaparecido en una importante riada acaecida en el año 1982.
Siguiendo por el camino de tierra se cruza sobre el Barranco de las Carboneras y se inicia el ascenso por el cordal rocoso de la Serra de La Temerosa.
A medida que se sube, se distingue a la derecha, sobre el Barranco de las Carboneras otros dos nuevos acueductos.
Se sube hasta alcanzar la canalización, en esta zona descubierta.
En el cordal forma un ángulo casi de 90º que se utilizó para construir una pileta donde depositarse los posibles materiales arrastrados para regularmente proceder a su limpieza.
Ahora se prosigue la ruta siguiendo la canalización hacia la derecha. Esta desaparece, ya que como es lógico y se ve un poco más adelante, estaba cubierta con losas de piedra o bien por el interior de tuberías de barro cocido, para evitar en lo posible cualquier tipo de contaminación, ya que el uso principal de esta agua era el consumo humano.
Al llegar a este acueducto de dos ojos que también ha perdido gran parte de su cubierta, se inicia el ascenso definitivo a la cumbre de La Temerosa.
Al volver la vista atrás durante el ascenso, se distingue, siguiendo la cota del acueducto de un ojo, la marca de la canalización hacia la derecha, bordeando La Colmena. En este tramo existe alguna garita de registro.
La subida y desplazarse por la cresta de la Serra de La Temerosa no reviste ninguna dificultad, ya que es muy rocosa y apenas existe vegetación que moleste al paso.
A los pies de la cara Sur de la sierra se distingue el lugar donde se está acumulando todo el material minero sobrante, extraído durante la perforación de los túneles necesarios para la construcción de la nueva línea del AVE que cruza este paraje.
Se está echando sobre el hueco de una antigua cantera de arcilla abandonada, pero como se ve, colmada con creces.
Es de suponer que terminadas las obras, se reforestará y se integrará más adecuadamente en el entorno.
Imagen hacia el Norte desde lo alto de la Sierra de La Temerosa.
Vista hacia el Sur desde la cima de La Temerosa (304 m.).
Desde aquí se aprecia como la mayor parte del Pantano de Elche está colmado por los materiales arrastrados por las aguas del Vinalopó y estos a su vez colonizados por el carrizo, existiendo tan solo cercana a la pared del pantano algo de agua embalsada.
Se prosigue cresteando, ahora con un suave descenso.
Hasta alcanzar una brecha que se evita bajando hacia la derecha y por la que cruza una senda que continúa hacia la cara Sur.
Desde la senda se distingue, tras el moderno viaducto de la línea del AVE, el Acueducto de los 5 Ojos, con más de 200 años de historia.
Como se ve en el mapa, el sendero enlaza con un camino de tierra por el que se sigue descendiendo para posteriormente llegar a un cruce por el que se sigue hacia la derecha.
A los pocos metros se abandona este ancho camino de tierra por la izquierda para seguir descendiendo hacia el fondo del Barranco de los Ojos.
Una vez en el fondo, se sigue el cauce, probablemente con algo de agua, pero sin ningún problema.
Al poco se cruzará bajo el impresionante, por su tamaño, viaducto de hormigón.
Sin dar tiempo a nada aparece el impresionante, por su belleza y solera, Acueducto de los 5 Ojos.
Se trata de una obra de ingeniería hidráulica mayoritariamente de ladrillo macizo de gran calidad, asentado sobre unos cimientos de sillares de piedra sólidamente clavados en el fondo del barranco.
Con una altura que sobrepasa los 17 metros y una longitud cercana a los 50 metros, está compuesto por una primera arcada de un solo ojo por el que discurre el cauce del barranco y otra superior con cuatro ojos que le confiere la altura y anchura suficiente para salvar el mayor obstáculo existente en la construcción de esta conducción de agua hasta Elche.
Otra vista del acueducto una vez sobrepasado.
A los pocos metros aparece al frente esta curiosa formación cuya silueta recuerda a la Dama de Elche.
Se sigue circulando por la amplia rambla, atentos a la derecha donde aparecerá un ancho sendero que enlaza con una cuesta encementada bajo la que discurre el Nuevo Canal de Elche.
Este canal se construyó en los años 40, con tuberías de presión, por lo que no fue necesaria la construcción de acueductos, ya que va toda enterrada siguiendo el perfil del terreno.
Con su plena puesta en marcha en 1949, llevando a Elche tanto agua de Aspe como de Villena, la antigua canalización quedó en desuso y abandonada.
Al llegar arriba se enlaza con una serie de pistas forestales y un antiguo aljibe a la derecha.
Si simplemente se quiere ver, existe al frente un mirador desde el que se disfruta de la visión del Acueducto de los 4 Ojos.
Pero con un rodeo de unos 20 minutos se puede disfrutar de un interesante recorrido.
Para ello, como indica el mapa, hay que proseguir hacia la derecha y al llegar a un cruce, seguir la opción más a la izquierda, adentrándose por una pequeña pinada e iniciando el descenso hacia el fondo del barranco.
Antes de llegar al fondo aparece a la izquierda una marca sobre la ladera que indica un buen sitio para acometer el definitivo descenso.
Este es uno de los tramos más interesantes de recorrer de toda esta zona, ya que se trata de un estrecho y tortuoso desfiladero, normalmente cubierto de agua, cosa muy agradable e interesante, pero no representa ningún problema reseñable a la hora de transitarlo.
El barranco se abre y aparece el Acueducto de los 4 Ojos.
Con una altura cercana a los 16 metros y una longitud de unos 47 metros, es algo menor que el de “5 Ojos”.
Construido al mismo tiempo, también con ladrillo macizo y piedra, este parece más moderno al mantener todavía gran parte del enlucido.
Posee una estructura similar al anterior, con una primera arcada de un ojo y otra superior en esta ocasión con tan solo tres ojos, pero aquí resueltos con dos tipos distintos de arco. El central, al igual que el inferior de medio punto, mientras los laterales son arcos apuntados, lo que le da al conjunto un aspecto original, desviando el posible aspecto romano-clásico, como el de “5 Ojos”, hacia el musulmán-gótico.
Una vez sobrepasado el acueducto, se sale del barranco por una especie de sendero que aparece a la izquierda.
Aspecto del Acueducto de los 4 Ojos desde este lado.
Ahora se regresa a la encrucijada de caminos frente al aljibe.
Desde este lugar se puede volver al punto de partida por esta ladera del río, siguiendo los caminos que se ven en el mapa y hacer la ruta más corta y sencilla.
En caso de continuar con esta ruta se prosigue por la pista forestal que se dirige hacia la derecha, como se marca en el mapa.
Hay que ir atentos a la izquierda para localizar un sendero por el que hay que continuar.
Este sendero lleva hacia el pantano, donde se encuentra el paso que atraviesa el enorme carrizal.
El problema de este trazado es que desde hace unos meses, como consecuencia de la rotura de la Acequia Mayor, el agua ha cortado este pasadizo, por lo que si se quiere continuar hay que vadearlo, ya que por lo menos en estos momentos no hay ningún puente.
El agua puede cubrir más de medio metro, ya que aunque el cauce no es tan profundo, al tratarse de un fondo de barro, los pies pueden llegar a hundirse en él, más de 15 cm.
El agua puede cubrir más de medio metro, ya que aunque el cauce no es tan profundo, al tratarse de un fondo de barro, los pies pueden llegar a hundirse en él, más de 15 cm.
Una vez cruzado se continúa por el sendero y se llega junto a la Acequia Mayor y se ve la rotura. Al cruzarla sobre un puente también se descubre que se encuentra sellada con tierra para que toda el agua que transporta se precipite al pantano.
Una vez al otro lado se prosigue por la pista forestal.
La pista forestal termina es este lugar, donde aparece esta extraña plantación de tubos, que llevan aquí abandonados hace bastantes años y que debieron ser parte de algún intento de modernizar la Acequia Mayor, pero el proyecto no se pudo llevar a término.
Se cruza entre ellos y se sigue en dirección a la casa en ruinas que se distingue al fondo.
Al llegar frente a ella se prosigue por un ancho sendero que se dirige hacia el Norte.
Se pasa junto a una curiosa edificación de piedra y de forma cuadrangular, aunque su interior es circular. También posee dos puertas a distinto nivel.
El sendero sigue ascendiendo suavemente y atraviesa un pequeño montículo por un túnel.
Al otro lado del túnel aparece un cruce de sendas al cual se llega por la derecha durante el transcurso de la ruta nº 135, en la que también se visita el Balcó d’Elx (aunque está en término municipal de Aspe) y que se encuentra a la izquierda.
Tras la visita al Balcón se regresa aquí y se sigue por el sendero que sube hacia la antigua cantera.
Al llegar a la cantera aparece a la derecha una especie de senda que la rodea hasta que termina por desaparecer en la parte trasera.
Desde aquí hay que subir por donde se vea más conveniente hacia la cresta de la sierra.
Al llegar arriba se pasa junto a los restos de unas excavaciones arqueológicas y se continúa subiendo por la cresta de la sierra hasta llegar a la cima.
Una vez en la cima de 304 m. hay que buscar el descenso hacia el Norte siguiendo el cordal de la sierra que se dirige hacia la ruinas de una vivienda rural.
Imagen de las ruinas.
Se rodean las ruinas y se sigue descendiendo campo a través hasta llegar al fondo del barranco y buscar una senda visible en la otra ladera.
Esta senda lleva hasta unos bancales que se cruzan y se prosigue por el camino de acceso a ellos.
Luego se continúa como indica el mapa.
Se baja hasta el fondo del barranco y se sube junto a otra antigua casa de labranza.
El camino de tierra pasa junto al Castillo del Río.
Situado sobre una pequeña elevación del terreno junto al cauce del Río Vinalopó, según parece es el primer asentamiento de lo que hoy es la población de Aspe, aunque en la zona existen varios yacimientos de épocas pre-íberas.
Construido a principios del siglo XII por almorávides, no posee una gran torre de homenaje, como la mayoría de los castillos. En cambio cuenta con hasta una docena de torreones de mampostería, unidos por muros que cerraban el recinto donde se asentaba una pequeña población con sus calles y pequeñas viviendas.
Tras la visita al castillo ya queda tan solo un pequeño tramo de camino de tierra y cruzar el río por la carretera.
ruta realizada el 07/03/2013
FUENTE: GEOELX