EL PANTANO DE ELCHE
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El Pantano de Elche se encuentra en el cauce del Río Vinalopó, junto a Castellar de Morera, a unos cinco kilómetros al Norte del casco urbano de la ciudad que le da nombre.
La idea de su construcción ya surgió alrededor del año 1589, con la doble intención de controlar las frecuentes avenidas de agua por lluvias torrenciales y por embalsar el caudal del río Vinalopó, para poder mejorar las zonas de regadío.
Su construcción se inicio en 1632, bajo la dirección del Maestro Juaner del Temple, en el emplazamiento que el mismo consideró como el más adecuado por su orografía.
Esta obra de ingeniería hidráulica tiene una gran importancia, por estar considerada la primera presa verdadera de arco en Europa desde los tiempos de los romanos, que utilizaron muy a menudo esta técnica sobre todo en la construcción de puentes. Esto significa que gracias a la configuración geométrica del arco, la estructura de la obra es más fina, porque necesita menos material para soportar la presión que ejerce el agua embalsada.
El 3 de septiembre de 1793, una terrible avenida de agua la dejo fuera de servicio, por la destrucción de parte de su estructura.
Estuvo inutilizada como presa hasta el 21 de junio de 1842, en que se encargó su rehabilitación al Maestro José González. Esta reparación vino motivada por una larga época de sequía que supuso una importante pérdida para la agricultura de Elche.
Los trabajos se prolongaron durante cuatro años, hasta su finalización en septiembre de 1846. Como el Ayuntamiento no disponía de suficientes recursos económicos para afrontar el gasto de la reparación, se le cedió la titularidad del pantano, que todavía conservan, al conjunto de propietarios de las Acequias Mayor y Marxena, a cambio de que corriesen con todos los gastos del proyecto.
La pared del pantano está constituida por un núcleo de argamasa recubierta de sillares de tamaño similar. Con una altura desde la base de unos 22 metros, un espesor de la pared en la base de 12 metros y de 9 metros en la parte superior. La anchura de la estructura es de aproximadamente 75 metros.
En 1995 la compuerta reguladora se rompió, ocasionando una gran avalancha con lo que la presa se vació, dejando a la vista la gran cantidad de sedimentos que se han ido acumulando en el fondo del barranco y ha dejado la capacidad de almacenamiento del embalse muy mermada.
En septiembre de 2007 se iniciaron los trabajos de rehabilitación de la presa, con el fin de volver a retener agua y crear un paraje natural tipo marjal, en el que se cree vegetación y fauna, ya que el agua que trae el Río Vinalopó no es muy apta para el regadío.
Con su nueva puesta en marcha, volverá a ser el segundo pantano en activo más antiguo de España, por detrás del Pantano de Tibi.
Actualmente está reconocido como Bien de Interés Cultural por parte de la Generalidad Valenciana, por el conjunto de infraestructuras que se crearon a su alrededor para el aprovechamiento de todos sus recursos; incluida una pequeña central hidroeléctrica ya desmantelada hace tiempo.
La idea de su construcción ya surgió alrededor del año 1589, con la doble intención de controlar las frecuentes avenidas de agua por lluvias torrenciales y por embalsar el caudal del río Vinalopó, para poder mejorar las zonas de regadío.
Su construcción se inicio en 1632, bajo la dirección del Maestro Juaner del Temple, en el emplazamiento que el mismo consideró como el más adecuado por su orografía.
Esta obra de ingeniería hidráulica tiene una gran importancia, por estar considerada la primera presa verdadera de arco en Europa desde los tiempos de los romanos, que utilizaron muy a menudo esta técnica sobre todo en la construcción de puentes. Esto significa que gracias a la configuración geométrica del arco, la estructura de la obra es más fina, porque necesita menos material para soportar la presión que ejerce el agua embalsada.
El 3 de septiembre de 1793, una terrible avenida de agua la dejo fuera de servicio, por la destrucción de parte de su estructura.
Estuvo inutilizada como presa hasta el 21 de junio de 1842, en que se encargó su rehabilitación al Maestro José González. Esta reparación vino motivada por una larga época de sequía que supuso una importante pérdida para la agricultura de Elche.
Los trabajos se prolongaron durante cuatro años, hasta su finalización en septiembre de 1846. Como el Ayuntamiento no disponía de suficientes recursos económicos para afrontar el gasto de la reparación, se le cedió la titularidad del pantano, que todavía conservan, al conjunto de propietarios de las Acequias Mayor y Marxena, a cambio de que corriesen con todos los gastos del proyecto.
La pared del pantano está constituida por un núcleo de argamasa recubierta de sillares de tamaño similar. Con una altura desde la base de unos 22 metros, un espesor de la pared en la base de 12 metros y de 9 metros en la parte superior. La anchura de la estructura es de aproximadamente 75 metros.
En 1995 la compuerta reguladora se rompió, ocasionando una gran avalancha con lo que la presa se vació, dejando a la vista la gran cantidad de sedimentos que se han ido acumulando en el fondo del barranco y ha dejado la capacidad de almacenamiento del embalse muy mermada.
En septiembre de 2007 se iniciaron los trabajos de rehabilitación de la presa, con el fin de volver a retener agua y crear un paraje natural tipo marjal, en el que se cree vegetación y fauna, ya que el agua que trae el Río Vinalopó no es muy apta para el regadío.
Con su nueva puesta en marcha, volverá a ser el segundo pantano en activo más antiguo de España, por detrás del Pantano de Tibi.
Actualmente está reconocido como Bien de Interés Cultural por parte de la Generalidad Valenciana, por el conjunto de infraestructuras que se crearon a su alrededor para el aprovechamiento de todos sus recursos; incluida una pequeña central hidroeléctrica ya desmantelada hace tiempo.
La zona que rodea al Pantano de Elche está compuesta por unas sierras de pequeña cota, como máximo los 403 metros de Serra del Tabaiá.
La vegetación es la típica de una zona árida, compuesta por pequeños matorrales y plantas aromáticas, con alguna zona reforestada con pinos, pero la mayoría de pequeño tamaño.
Se encuentran muchas infraestructuras, que recuerdan que en esta zona, se tuvo que trabajar mucho construyendo numerosos acueductos de todos los tamaños, para salvar los obstáculos naturales y poder distribuir la escasa agua a todos los rincones donde hiciese falta.
Imagen del Alt de la Serra del Muró con su característico monolito.
Vista desde el Alt del Muró hacia el valle del Río Vinalopó.
La parte más interesante de la cara Oeste del pantano, se encuentra en la zona del Barranco de los Ojos, donde se encuentran los rincones más verdes de las rutas.
Desde la cumbre de el Castellar, se dispone de unas magníficas vistas de esta parte de la sierra y del pantano, completamente colmado de sedimentos arrastrados por el río a lo largo de los años y a su vez cubiertos de carrizo.
En la imagen se observa la marca negra de un incendio acaecido a principios del 2003.
Tan solo tres meses después, la mancha negra se ha convertido en verde por los nuevos brotes del carrizo.
También es visible parte del trazado de la Acequia Mayor, que en este tramo, combina túneles y acueductos para salvar los innumerables desniveles del terreno.
Detalle de un acueducto de la Acequia Mayor.
También es interesante llegar hasta el Balcón, por las vistas que tiene, pero está marcado como extensión, por si se hace demasiado larga.
La vegetación es la típica de una zona árida, compuesta por pequeños matorrales y plantas aromáticas, con alguna zona reforestada con pinos, pero la mayoría de pequeño tamaño.
Se encuentran muchas infraestructuras, que recuerdan que en esta zona, se tuvo que trabajar mucho construyendo numerosos acueductos de todos los tamaños, para salvar los obstáculos naturales y poder distribuir la escasa agua a todos los rincones donde hiciese falta.
Imagen del Alt de la Serra del Muró con su característico monolito.
Vista desde el Alt del Muró hacia el valle del Río Vinalopó.
La parte más interesante de la cara Oeste del pantano, se encuentra en la zona del Barranco de los Ojos, donde se encuentran los rincones más verdes de las rutas.
Desde la cumbre de el Castellar, se dispone de unas magníficas vistas de esta parte de la sierra y del pantano, completamente colmado de sedimentos arrastrados por el río a lo largo de los años y a su vez cubiertos de carrizo.
En la imagen se observa la marca negra de un incendio acaecido a principios del 2003.
Tan solo tres meses después, la mancha negra se ha convertido en verde por los nuevos brotes del carrizo.
También es visible parte del trazado de la Acequia Mayor, que en este tramo, combina túneles y acueductos para salvar los innumerables desniveles del terreno.
Detalle de un acueducto de la Acequia Mayor.
También es interesante llegar hasta el Balcón, por las vistas que tiene, pero está marcado como extensión, por si se hace demasiado larga.
Para llegar hasta el Balcón, que en realidad es una antigua cantera, hay que pasar por este túnel.
LOCALIZACIÓN: GOOGLE MAPS FUENTE: GEOELX